miércoles, 14 de septiembre de 2011

Palabras duras contra la tirania

Por Andrés Pascual



       El general Augusto Pinochet Ugarte, ex presidente chileno 1973-1990 (una vez que la media y medio mundo llaman a los más sanguinarios tiranos-dictadores de la historia de América y a sus secuaces comandante, presidente, mandatario, parlamento…), que le dio la espalda a Orlando Bosh cuando le solicitó apoyo para “la guerra por los caminos del mundo” contra la dictadura castrista, le respondió a un periodista que le interrogó sobre “su dictadura” que, en cualquier caso, debería referirse a una “dictablanda”. Poco después realizó un plebiscito, lo perdió, respetó la decisión, convocó a elecciones y volvió a perder. Verdad que por tan poco margen que fue inevitable identificar en las urnas el apoyo y la aprobación a su gestión positiva en todo. Pero, margen al fin y al cabo, de nuevo respetó la elección popular opositora, que tuvo que unir hasta a sus muertos enemigos para poder ganar en una coalición de urgencia. Sin dudas, estos militares no totalitarios no son dictadores, si lo fueran, todavía estuvieran en sus puestos, o sus sucesores de dedo o lazos sanguíneos; por lo de las elecciones ni hablar, que todo el mundo sabe cómo se vota en Cuba y por qué partido.

      Pinochet debió escuchar durante su presidencia más de una “palabra dura” de verdad, no como las que escuchan o leen los Castro de sus amigos liberales, que creen que engañan al público con nuevas formas de desvío de la atención del problema cubano real cuando, con más miedo que voluntad, se les va cualquier mierda sin fundamento viril ni, mucho menos, respetable.

      Por ejemplo, a Bill Richardson, que tiene hasta llaves de las residencias de Raúl y de Fidel posiblemente, que entra a Cuba como “Pedro por su casa”, que una vez fue a revisar si los Castro escondían terroristas para, con esa cara que tiene de hormigón armado, declarar desde La Habana que “aquí no los he visto y le pido a mi gobierno que desclasifique al gobierno cubano como colaboradores con este tipo de elementos…” no se los enseñaron y declaró a favor de la tiranía.

      Sin embargo, dice que por su cuenta, viajó a La Habana para ver a Alan Gross y se lo negaron…entonces le declaro a la media desde allá que “no volveré jamás como no sea en viajes oficiales, porque me maltrataron…” Bueno, desde su punto de vista puede ser, pero maltratar, lo que se dice hacer quedar como una rata a alguien no era necesario que lo hicieran, porque Bill se comporta como tal ante la nomenklatura.

      Maltratar personalmente Castro a Gorbachov cuando le arrebató un micrófono de la mano, porque el ex soviético se entretenía en contar qué eran “la perestroika y la glásnot” en La Habana. De ahí en adelante, el camarada tuvo que escuchar las razones por las que al tirano no le saldría nunca de la gandinga ni permitir que se dijeran esas palabras en Cuba y hace ya 26 años del incidente. Misha nunca se quejó y sigue defendiendo apasionadamente a la tiranía cubana en cualquier foro, porque “son libres de hacer lo que crean mejor para sus pueblos”.

      Richardson no vio a los terroristas y al contratista preso no se lo dejaron ver… aquella vez habló suave a favor y en esta duro sin compromiso; pero ¿Qué se cree este tipo? ¿Acaso el millonario híbrido de nacimiento habla para la gradería o para el “jil” que no lo entiende? Se los dejo de tarea…

      Obama, según Juan Manuel Cao, también utilizó “palabras duras” contra “las reformas” del tirano en funciones: “no son suficientes…”

      Yo le preguntaría para qué deberían serlo si, paralelamente, reafirmó que la violación del embargo por parte de su administración se mantendría igual en cuanto a viajes, remesas e “intercambios”.

      Un tipo que amenazó con utilizar un veto presidencial, sagrado por las pocas cantidades que tiene a mano y necesario para asuntos de supuesto mayor nivel de importancia, a fin de impedir cualquier medida que intente debilitar a la dictadura, ni puede ni quiere ni sabe hablar duro, porque no es su objetivo ni como desvío de la atención; sencillamente, la tiranía cubana es su aliada en la lucha contra Estados Unidos de América, cualquier otra lectura simbólica del discurso obamista sobra por obsoleta.

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