miércoles, 31 de agosto de 2011

Ahora queda por ver si...


Por Andrés Pascual



       Hay un “follón” de opiniones sobre la actitud de Pablo Milanés ante la tiranía; ante el experimento de oportunistas, come-mierdas, ladrones y criminales que desde hace 58 años llaman Revolución: el tipo dejó de ser castrista y no le va a cantar más (debe ser a Raúl, porque la primera diarrea casi seguro no puede oír las loas y consignas); sin embargo, no dice nada contra el “fenómeno revolucionario”, de hecho, lo apoya, ni contra el comunismo como ideología esclavizante…

       Yo no fabrico ideas, no vendo sueños ni pesadillas; pero digo las cosas como las siento más que como las veo: Pablo sigue tan atado a la dictadura como siempre, pero quería jugar en Grandes Ligas y lo logró, solo que falló 4 veces al bate, tres por ponche y un fly al catcher.

     En realidad, el concierto fue un fracaso en lo económico, sin embargo, como pudo poner de parte de la dictadura (totalmente abiertos al mundo), a gente como Carlos A Montaner o Miguel Cossio, pues se puede decir que, en lo político, tuvo un éxito relativo a pesar del repudio voluntario de un pueblo oprimido por quienes el canta-autor apoyó y apoya.

    Dicen que Cuba Debate lo criticó, pero no fue Taladrid; por acá lo hizo Inmundo García y es en la respuesta de Pablo a esta rata que veo lo único regularcito que ha hecho jamás: lo puso donde va sin dejarle espacio a la manera como le gusta al tipango aplastar a gente que no tienen elementos ni verborrea para enfrentarlo; bien por pena, por decencia, por desconocimiento o porque esconden cosas que el compromiso de Barnet sabe y no quisieran compartirlo en público, porque tampoco le pueden dar un derechazo justo a la boca…pero Pablo lo hizo porque está autorizado por La Habana a hacerlo; porque este (Inmundo), que se fue por problemas de índole delictivo común, cree que es bienvenido por la dictadura por hablar mierda aquí, sin entender que, porque se fue, nunca logrará ser considerado allá como revolucionario, sencillamente, como Max Lesnick, Aruca…son útiles hasta que quieran los que mandan.

     A Silvio lo hizo la Robolución, a Pablo no, este tenía talento para triunfar sin Castro.

     Pero, en el ámbito internacional de izquierda, en América Latina, en España y dentro del público juvenil cubano, la contribución al “boom Pablo” por parte del Dpto Ideológico del Partido tuvo tanto que ver como en el caso Silvio, a través de la difusión de canciones a las tragedias de esos pueblos, si existían, especies de payolas políticas o al estilo del promotaje mexicano del espectáculo, que llenan porque regalan un taco y una bebida.

     Pablo, como Silvio, en lo personal, devolvían el gesto con una canción epopéyica, militante, confrontadora al caciquismo explotador pro imperialista yanqui y así arengó a los chilenos con “Yo pisaré las calles nuevamente”, que tanto le gusta a Alberto Mueller, que la consideró en el programa de José A Albertini un “clásico”, claro, hablo de un tipo que fue capaz de “fundar” con otros en la prisión el partido marxista-cristiano, con celdas oficinas para reclutar “personal” y cuyo objetivo era destruir el presidio político plantado proceso calzoncillos.

      Todavía Pablo no ha hecho semejante reclamo en cuanto al exilio o a la oposición dentro de Cuba. Como que su problema es de rencor, pues puso una curita de mercuro cromo que contemple, además, el buen recaudo ante la presión de la caldera que ya comprobó que está en el límite soportable; entonces mejor nadar de orilla a orilla, como el relevo 4 x 100, pero de espaldas.

      Queda por ver qué dirá Alarcón, que tanto le gusta que le pregunten para no decir nada, sobre lo que Pablo ha expresado; también si lo vuelven a “invitar” a la Tribuna y lo que diría; si vuelve a cantar en un concierto “para la juventud” y cuántos asistirían además de las Damas de Blanco como reciprocidad de gesto.

      Si todas esas cosas y otras le salen a Pablo “jorobás”, entonces está muy molesto por lo de la negativa a permitirle la Fundación; está por verse si la dictadura comienza el trabajo de virarle al público que siempre lo considero “mejor que Farrés” y lo que diría ese público que “le abrió su corazón” durante 42 años; lo que puede pasar y José Abrantes es un ejemplo relativamente cercano. Quiero leer lo que la cronista de La Habana de hoy escriba, por cierto, sospechosamente, aún no ha dicho “esta boca es mía”…por algo será, aunque siempre habrá un mañana para todo. O estará analizando con Macho el material de su promotor Carlos A Montaner.

      A mi modo de ver, es muy tarde para que metan una guayaba envuelta en la partitura de Pobre del Cantor o de Yo vivo en una sociedad perfecta, por lo menos para mí, “se les fue la guagua”.


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