jueves, 18 de agosto de 2011

El ajusticiamiento de un asesino en Texas


Leo: “la ejecución de Leal en Texas rompe con la ley internacional”; poco antes de que el gobernador diera la orden de inyectarlo, el propio Obama, siempre en contra de la justicia, de lo moral y haciendo uso de su antiamericanismo visceral, porque lo es, había pedido “retrasar” la aplicación de la justicia…

      ¿Por qué el presidente de Estados Unidos hizo tal solicitud? Por bueno no, ni por respeto a la famosa ley internacional que, dicen, violó derechos del asesino en cuanto a que no le dieron a conocer un capítulo en el que se considera  que “puede tener asistencia ¿legal? de su consulado”, la pregunta, muy sencilla, si hubiera tenido asesoría de sus cuates en diplomacia, ¿Lo habrían absuelto? La verdad, con Barack Husseim en la Casa Blanca, yo no dudo nada.

      Pero este fue la pretensión de otro golpe efectista en el rumbo a la reelección, como lo fue el caso Bin Laden, como serán otros que esperan su momento, sin importar la magnitud del peligro; a fin de cuentas, son los demócratas, nunca lo olvide.

      A este individuo ni le interesan los mexicanos ni los miembros de “la comunidad cubana” que viajan a Cuba, le interesa lo que lesione a este país (que ni de juego llamo suyo), y en el entorno incluye al exilio nuestro.

      Obama sabe que un mexicano que beneficie con la estancia legal aquí es un contrincante soberbio para los negros y los boricuas (demócratas y antiamericanos rabiosos ambos grupos) en asuntos de ayudas federales, por lo que, más allá del voto ¿Cuál es la intención?

       Este tipejo que acaban de ajusticiar en Texas con la decidida aprobación de todo el que entienda que la única ley de la vida es “no violaras no matarás”, violó y asesinó una niña de 16 años en 1994, americana por cierto.

       Al modo mío de ver las cosas, lo único malo de la ley americana es que no le arrancaron la cabeza el mismo día del crimen, por lo demás…

       Como muestra de la más cruel hipocresía contra los intereses de la jovencita muerta hace 16 años, multitudes de todo el país, azuzadas por la prensa, amenazaron de muerte a Casey Anthony, porque el jurado de 7 mujeres y 5 hombres halló inconsistentes las pruebas fiscales que la señalaban como la asesina de su hija de 2 años.

        Mientras multitudes de dolientes ajenos se apiñaban frente a la corte en Orlando, con pancartas y carteles inquisidores contra la madre exonerada (que no puedo decir que sea o no culpable), contra el grupo defensor y contra la totalidad del jurado; ni ayer ni hoy amanecieron los alrededores de la Casa Blanca con la multitud que le exigiera al presidente explicaciones sobre la razón por la que pidió el retraso de la justicia (tal vez esperando que su grupo de asesores pudiera encontrar el aspecto jurídico, inmoral e injusto, que salvara de la ejecución al asesino) contra un fallo que demostró que el ejecutado era, ni más ni menos, que un monstruo desalmado.

         Lo que nunca hace la media liberal izquierdista y que debería de exigírsele de todas la formas posibles es, cada vez que un negro, un ilegal, o un miembro  de cualquiera de estas minorías, tan defendidas y beneficiadas aquí, estén en posiciones de ventaja para escapar de la justicia, porque los movimientos que los apoyan, incluso el presidente del país, pretendan exonerarlos (que es lo que sería evitarles la pena capital), es traer ante cámaras y micrófonos a los familiares de las víctimas, a sus amistades, a las voces indignadas de sus pueblos, a ver qué creen…y machacar el asunto todos los días que puedan y con una invitación al programa de O’Reilly que incluya a la ACLU, a la RAZA, al presidente mexicano y al propio Obama… a ver qué pasa.

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